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Tenemos que hablar de «DARK»

La aclamada serie alemana Dark vino a causar un revuelo tanto entre quienes defienden las tramas complejas como quienes somos más conservadores y nos deleitamos más con los paradigmas clásicos de la ciencia ficción al estilo de Blade Runner. Y es que Dark en su inmensa complejidad e impresionante montaje posee algo que casi ninguna otra serie posee: la brillante manera de solucionar la estrecha franja que caracteriza a sus personajes.

Al decir «estrecha franja» me refiero a que el diseño de un personaje, sea para cine, televisión, teatro cuento o incluso poema lírico, debe poseer características sumamente específicas que lo distingan del resto del reparto, pues la especificidad física y etiológica, en términos narrativos, aporta una gran calidad a cualquier trama. Describe bien a tus personajes y tu historia será todo menos aburrida.

Para lograr una buena caracterización es necesario remitirnos a un término aristotélico bastante útil: la imitación. En su Poética, Aristóteles recomienda la imitación de caracteres de acuerdo con el nivel narrativo que una obra sugiera: elevados o superiores para la épica y la tragedia, inferiores o risibles para la comedia. Por ende, los personajes de una trama no pueden surgir de otro lugar más que de la realidad, incluso para aquellas narrativas fuertemente afines a la ciencia ficción en la que pueden convivir magos, hadas, alienígenas y seres mecánicos que nada de humano poseen. Y es que la idea de «personaje bien diseñado» obedece a los efectos de trabajar con interacciones entre caracteres y personalidades, no a lo que la trama exhibe.

Dark le ha dado al mundo una muestra brillante sobre cómo la delimitación etiológica y física es imprescindible para que un espectador o un lector reconozcan de inmediato a un personaje, incluso si éste pertenece a distintas épocas o a distintos universos. Déjame darte un ejemplo: ¿En quién piensas cuando te describo a una persona con heterocromía (persona con un color de ojos diferente al otro), con cabellera hirsuta, porte regio y que, además, se muestra firme en todas las decisiones que toma? ¡Exacto, es Claudia Tiedermann, la directora de la planta nuclear de Winden. ¿Qué personaje viene a tu mente si describo aun joven alto de complexión atlética, de cabellos largos, desinteresado la mayor parte del tiempo de asuntos que para otros son importantes, como la escuela, y que además viste ropas oscuras? Es verdad: Magnus Nielsen. Una más: es delgada, viste ropas de color, no puede hablar y todo el tiempo se comunica en lenguaje de señas… ¡No falta decir más! Se trata de Elisabeth Doppler.

Claro, Dark no es la primer obra que hace esto: lo han hecho antes películas como Pulp fiction o Harry Potter, series como Avatar: the last airbender o Game of thrones y novelas o poemas épicos como A tale of two cities, Dune o La ilíada; incluso puedes encontrar un gran ejemplo de personajes muy bien definidos en Navidad en las montañas, un cuentito con el que me gusta introducir a mis alumnos en el mundo de la lectura.

Entonces, ¿qué ha hecho Dark que no se haya hecho ya?

Bueno, Dark lleva las cosas a un extremo casi patológico: a pesar de las líneas y enredos temporales, aparte de la mezcla con la idea de universos paralelos en la tercera temporada, esta serie alemana encontró la capacidad de darle a cada personaje una especificidad infalible. Cada uno se diferencia de los demás de forma completa tanto en su dimensión física como en su dimensión etiológica, también llamada psicológica.

Si lo piensas bien, verás que, de hecho, así es la realidad. Nadie es igual a los demás, todos tenemos una personalidad y una apariencia propia que nos hace únicos y distinguibles para los demás. Dark ha echado mano de un sinnúmero de recursos para diferenciar a sus personajes y no perder tiempo en describir cada uno a cada rato y sin recurrir a técnicas poco estéticas, como colocar el nombre de cada personaje en la pantalla cada vez que aparece en otra línea temporal.

Entre los recursos que usa la serie son, sobre todo, rasgos particulares, señas propias, modos de reaccionar que son propios sólo de alguno de ellos, cicatrices, indumentaria y hasta las relaciones que forjan con otros personajes. Todo rasgo siempre puede acentuar el carácter y la psicología de un personaje, por eso es siempre importante diseñar de antemano a cada uno.

Ahora que ya lo sabes, puedes crear personajes únicos que en algún momento se vuelvan referentes y hasta símbolos. La fórmula es: describe a tus personajes bien y tu historia será todo menos aburrida.

El cine es tiempo y de tiempo está hecha la soledad

Por Juan Manuel Arriaga

Doctor en Letras por la UNAAM. Investigador en el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. Estudioso de la narrativa, el cine y los elementos que configuran el arte fílmico.

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